lunes, 16 de abril de 2012

La casa incompleta

Un maestro de construcción ya entrado en años estaba listo para retirarse a disfrutar su pensión de jubilación. Le contó a su jefe acerca de sus planes de dejar el trabajo para llevar una vida más placentera con su esposa y su familia. Iba a extrañar su salario mensual, pero necesitaba retirarse; ya se las arreglarían de alguna manera.

El jefe se dio cuenta de que era inevitable que su buen empleado dejara la compañía y le pidió, como favor personal, que hiciera el último esfuerzo: construir una casa más. El hombre accedió y comenzó su trabajo, pero se veía a las claras que no estaba poniendo el corazón en lo que hacía. Utilizaba materiales de inferior calidad, y su trabajo, lo mismo que el de sus ayudantes, era deficiente. Era una infortunada manera de poner punto final a su carrera.

Cuando el albañil terminó el trabajo, el jefe fue a inspeccionar la casa y le extendió las llaves de la puerta principal. "Esta es tu casa, querido amigo -dijo-. Es un regalo para ti".

Si el albañil hubiera sabido que estaba construyendo su propia casa, seguramente la hubiera hecho totalmente diferente. ¡Ahora tendría que vivir en la casa imperfecta que había construido!

Construimos nuestras vidas de manera distraída, reaccionando cuando deberíamos actuar, y sin poner en esa actuación lo mejor de nosotros. Muchas veces, ni siquiera hacemos nuestro mejor esfuerzo en el trabajo. Entonces de repente vemos la situación que hemos creado y descubrimos que estamos viviendo en la casa que hemos construido. Si lo hubiéramos sabido antes, la habríamos hecho diferente.

La conclusión es que debemos pensar como si estuviésemos construyendo nuestra casa. Cada día clavamos un clavo, levantamos una pared o edificamos un techo. Construir con sabiduría es la única regla que podemos reforzar en nuestra existencia. Inclusive si la vivimos sólo por un día, ese día merece ser vivido con gracia y dignidad.

Esta lectura ya la vimos el jueves pasado, pero me interesa que la volváis a leer. Hoy me ha dicho el profe Domingo que hay muchos niños que no han traído la raqueta de badminton,  también yo me quejo porque no termináis los deberes o directamente no los hacéis. Ya os lo dice la enseñanza de la lectura, si vamos poco a poco haciéndolo bien, o mejor, intentando superarnos y destacar, llegará un momento en que estemos suuuper orgullosos de nuestro trabajo. Yo os ayudo pero vosotros sois los que tenéis que labrar vuestro futuro. Como sabéis, las cosas en el país están chungas, esperemos que cambien, pero que se den cuenta que cuentan con un futuro prometedor, que sois todos los niños de colegio, que el día de mañana serán mujeres y hombres capaces de todo. Siempre os digo que sois geniales, pero os tenéis que dar cuenta que las cosas, llegados a una cierta edad, no os las dan siempre, las tenéis que ganar.

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